Música: teoría de los sentimientos

Seguro que alguna vez habéis sentido que mientras escuchamos determinadas canciones, melodías, obras o simplemente aglomeraciones de sonidos, hay sentimientos que, de repente, salen a flor de piel.

La música ligada a los sentimientos

Por supuesto, la música siempre ha estado ligada a los sentimientos, llegando incluso a ser utilizada por todos como un método casero de “cura” para el mal estar emocional, pudiendo elegir dos caminos, como dos tipos de catarsis a los que recurrir. Por una parte, y el ejemplo más común, seria cuando cierto día, nos encontramos bajos de ánimos, tristes y sin ganas de salir del sofá en todo el día. Seguro que recurriríamos a la música, o a material audiovisual, en este momento.

En el primer caso, la música que escogeríamos para escuchar en ese día seria música triste, melancólica, lenta… Como si sintiésemos que, al empatizar con nosotros, la música nos relajase, nos abrazase o nos ayudase. Y en segundo caso, que no es tan común, en ese día escogeríamos música alegre y animada. Para así crear en nuestro cuerpo la sensación contraria a la tristeza y así ayudar a eliminarla.

Ópera: pura representación de los sentimientos

Yendo a otro ámbito, y dejando de lado que desde la misma creación de la música en el momento que alguien realizó un sonido a propósito. Esta se relacionaba con los sentimientos, el momento en el que estos empiezan a cobrar más importancia en la música llega de la mano de la invención de la Opera.

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Ópera North’s Turandot

La ópera, que durante el barroco se convierte en el medio de entretenimiento más espectacular que se había conocido hasta el momento, cobra gran importancia a la hora de expresar los sentimientos por el simple hecho de que a la vez que escuchamos melodías, o temas que están hechos expresamente para movernos por dentro sea de una forma u otra.

Se podía relacionar directamente y al momento con una representación escénica, llegando incluso a dedicar un movimiento entero dentro de la ópera a expresar sentimientos, ya sea el momento en el que alguien muere de dolor ante los espectadores, o ya sea el momento en el que dos amantes se muestran sus sentimientos más profundos. Este movimiento se llamó “Ària”.

Cine: sentimientos prediseñados

Por otra parte, en las películas, ¿alguien se imagina cómo seria una gran drama, o una comedia sin música? O ya no solo sin música, si no con la música inadecuada, nada tendría sentido, nos crearía una sensación de dualidad que generaría incomodidad y seria un fracaso…

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Grabación BSO de Star Wars

Por esto, los compositores de bandas sonoras, de obras musicales adaptadas para teatros o representaciones escénicas, tienen que tener en cuenta cuáles son los sentimientos que se quieren transmitir en cada momento. Y hacer un trabajo minucioso de búsqueda de los recursos, prediseñados, para que sean exactamente los que el fin requiere.

John Williams, compositor de la BSO de Star Wars

Asimilamos la tristeza con tonalidades menores, melodías lentas y pesadas, ritmos que se adaptan a las pulsaciones lentas de un corazón en reposo. Por lo contrario, asimilamos la acción con tonalidades mayores, melodías heroicas o épicas, y con ritmos que tienden a activarnos, o incluso a generar una pequeña cantidad de estrés en el espectador.

En lo que a música y sentimientos se refiere, todo está prediseñado para un fin.